El absurdo total triunfa en la gran pantalla. Híncame el diente, la spoof movie que parodia la saga Crepúsculo, alcanzó el número 1 en la taquilla en el fin de semana de su estreno.
Y es no escapan a nada, son número uno cuando estrenan película... pero también cuando se ríen de ellos.
Si la madre de las spoof movies fue Scary Movie (que parodia las películas de terror), sus hijos no tardaron en llegar: Epic Movie (que ridiculizó el género de aventuras), Date Movie (que se ríe de la comedia romántica) y Disaster Movie (que hace lo propio con el género apocalíptico).
Pero la cosa no se queda sólo en los géneros, también se han hecho parodias de películas concretas como 300 y su respectiva Casi 300 o Kill Buljo, la parodia noruega de Kill Bill.
Así llegó la aberración visual para los personajes encarnados por Robert Pattinson, Taylor Lautner y Kristen Stewart. Producción que si en algo destaca sobre de la saga original, es en los costes.
Poco más de un millón de euros le bastaron a la cinta que ridiculiza a la saga de vampiros creada por Stephenie Meyer para colocarse en lo más alto de la taquilla y demostrar, una vez más, que para reírse de los elementos sagrados del cine comercial no se necesita de mucha calidad para ser rentable.
Pero no se tratará de la primera comedia vampírica de la historia, ni mucho menos: recordemos la maravilla audiovisual de Roman Polanski que fue El baile de los vampiros, u otros títulos como Un vampiro suelto en Brooklyn, con Eddie Murphy, Drácula, un muerto muy contento y feliz, con Leslie Nielsen, o la española Brácula: Condemor II, con Chiquito de la Calzada.
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